«Me fui de España sin nada firmado y llegué con lo que traía en la maleta»

«Me fui de España sin nada firmado y llegué con lo que traía en la maleta»

Antes que nada querría explicar toda la historia detrás de la foto. No aparezco yo, pero de todos modos creo que representa a la perfección mi experiencia en Italia. Era el 16 de agosto del 2015, un día después de la fiesta de la virgen de agosto. Prácticamente todos mis compañeros y superiores de trabajo en la Expo se habían ido a festejar el día con la tradicional barbacoa, con sus respectivas familias. Era domingo. Yo no podía celebrar ninguna fiesta con mis familiares por claros motivos de trabajo y económicos. Para hacer la jornada aún más gris, acababa de pasar una tormenta veraniega y yo iba cargado con la compra apenas hecha para casa, con bolsas de papel ligeramente mojadas. Era el momento justo en el que habría tirado todo por la borda y me habría vuelto a España. Aun así, pensé que no sería una mala idea contemplar «el árbol de la vida» al acabar mi turno, tras la lluvia caída y el sol que buscaba qualquier resquicio en el cielo encapotado. Y la tarde me regaló la escena que pude fotografiar. Volviendo a ver la foto, semanas y meses después, he comprendido que representa a la perfección Italia y su estilo de vida: tendrá problemas y situaciones que pondrán a prueba nuestra paciencia y harán que desesperemos, pero siempre podrá ofrecernos un motivo por el que luchar cada día y no olvidar que, sobre todo en Milán, Italia siempre nos dará lo que se le pida. (Daniel)

 

Hoy nos ha contado su historia personal Daniel, 30 años, que trabaja como organizador de eventos.

 

¿Cuánto tiempo llevas en Italia?
Vine a Italia en septiembre del 2014, así que… Unos 20 meses, poco más de año y medio.

 

¿Qué has dejado en España? ¿Qué es lo que más echas de menos?
En España dejé todo lo que tenía en ese momento: familia, amigos, un posible trabajo y todo mi pasado. Fue un salto al vacío, quise arriesgar todo lo que tenía en una jugada decisiva. Y lo que echo de menos es casi todo lo que dejé atrás, la familia sobre todo, y a gran parte de los amigos; se echa de menos el calor de los tuyos y los planes con los amigos, y en mi caso el sol, alguna que otra hora más de sol. Y el estilo de vida, aquí existen otros ritmos y otra filosofía social, para mí supuso el cambio más radical.

 

¿Por que motivo viniste?
Suena a tópico, pero es la verdad. Por amor, principalmente. Mi pareja es de aquí, tenía y tiene trabajo estable y me daba la seguridad de poder tener su apoyo para poder venir. Y, como segundo motivo, por trabajo. Hice búsquedas de posibilidades de trabajo y vi que Italia me podría ofrecer oportunidades que no me podría dar otro país europeo.

 

¿Cuando llegaste a Italia, ya sabías hablar el idioma? ¿Te costó desenvolverte con el italiano?
Afortunadamente ya sabía desenvolverme (chapurrear con fluidez, si soy sincero) en italiano antes de venir, pero el vivir un día a día en un ambiente laboral es otra realidad. Tuve que mejorar mucho en poco tiempo, no fue una tarea fácil. Pero pude comprobar que los italianos no son un pueblo tiquismiquis con los españoles, me ayudaron a mejorar y a desenvolverme. Sí es verdad que mi fuerte no son los idiomas, así que sí, al principio me costó desenvolverme.

 

¿Fue un problema para empezar a trabajar / estudiar?
Sí, fue un problema. Yo vine para buscar trabajo, y si no eres capaz de hacerte entender bien en el trabajo no eres válido para ese puesto. Es cierto que hay trabajos para la que son menos exigentes, pero para otros que requieren otras dotes más técnicas es imprescindible conocer bien el idioma. Así me lo hicieron ver en dos entrevistas, ya que en ambas no pasé el último proceso por no tener un nivel alto de italiano.

 

Cuando te vas de tu país se tienen expectativas. A veces no se satisfacen, y otras se ven superadas. ¿Y la tuyas cómo han sido?
En mi caso, tengo que reconocer que no tenía expectativas. Me fui de España sin nada firmado y llegué con lo que traía en la maleta. Mis expectativas eran las de encontrar un trabajo y a partir de ahí construir mi futuro. Después de varias experiencias (trabajos sin contrato, contratos sin garantías), logré mi primer trabajo, el cual me ha permitido crecer como persona en todos los sentidos. Hoy en día puedo decir que mis expectativas cambiaron, y al cambiar se superaron con creces.

 

¿Qué problemas encontraste o pensabas que encontrarías al llegar?
Sabía que no hablar bien italiano sería un problema, y así fue. Sí es verdad que no me esperaba encontrarme una burocracia tan simple y complicada al mismo tiempo. Al principio es imposible de entender incluso para los propios burócratas, pero una vez que se logra clarificar tiene pasos bien definidos. Muy largos, eso es verdad. Y otro aspecto ha sido la gente; yo vengo de Sevilla (todos sabemos cómo son los sevillanos) y de una cultura fuertemente social, «de calle»; y Milán es totalmente opuesta. Fue duro acostumbrarse a su modo de vivir.

 

Comparando la vida laboral en España y en Italia, ¿cuáles crees que son las diferencias?
Diferencias hay pocas, por no decir que ninguna. Se puede encontrar de todo, como en España. Lo que he visto después de mi experiencia es que las situaciones son prácticamente las mismas, lo único que cambia en este caso es el idioma en el que se habla. Siempre me he encontrado bien trabajando con italianos, tenemos las mismas costumbres en el mundo profesional, lo único que cambia es la pausa café, aquí es rápida.

 

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de trabajar en Italia?
No hay grandes diferencias entre trabajar en España o en Italia, seguramente la diferencia más importante entre los dos países son los horarios de trabajo. Aquí la jornada empieza antes y acaba antes, en España es más común la jornada partida. Como ventaja puede ser el tener una tarde más libre, desventajas aún no he encontrado.

 

¿Aconsejarías venir a vivir a Italia?
Sin dudarlo. Si miro por nuestra comodidad, España e Italia son dos lugares en los que se puede vivir bien, e Italia tiene esa magia especial que le dan la multitud de rincones escondidos y paisajes difíciles de encontrar en otras partes del mundo. Aquí se respira un aire diferente según en la región que nos encontremos, y al mismo tiempo la perfecta unión entre tradición y la innovación. Al principio es un país caótico y difícil de comprender, pero una vez que se conocen sus raíces y sus particularidades, acoge con los brazos abiertos a todo aquel dispuesto a conocer algo diferente.

 

Cuéntanos alguna anécdota divertida causada por los “false friends» (palabras similares pero con significados diferentes)
En mi caso… No hablaría de «false friends», hablaría del gran » false friend» que es el italiano. Todos pensamos que el italiano es sencillo, que «sólo tienen que añadirse es al final y hablar cantando»… Yo fui más allá y decidí que podía inventarme palabras que pudieran quedar bien. Ninguna de las tres ideas es buena, ni mucho menos sirven para entendernos. Sí recuerdo la anécdota de pensar que Turín y Torino eran dos ciudades diferentes, y las veces que confundí «venire» (ir) y «andare» (venir), así como italianizar expresiones españolas que, como se puede comprender, pierden toda la gracia. Esto lo sigo haciendo, ya es parte de mi sello personal en Italia.

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